La campaña agrícola 2024/25, que actualmente se encuentra en plena cosecha en Estados Unidos y en sus primeras etapas en Sudamérica, genera incertidumbre en el mercado de granos.
Según los informes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), el avance de la cosecha alcanza un 13%, en comparación con el 10% registrado en el mismo periodo del año anterior. En términos de la condición de los cultivos, el 52% se clasifica como “bueno”, mientras que el 12% se considera “excelente”.
En relación con Sudamérica, las primeras proyecciones de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) de Brasil y del Banco do Brasil estiman que el área destinada a la soja brasileña para la temporada agrícola 2024/25 alcanzaría las 47,40 millones de hectáreas, lo que representa un incremento del 3% respecto a las 46,02 millones del ciclo anterior. Sin embargo, las labores de siembra aún no avanzan de manera significativa, debido a la escasez de humedad en las zonas productoras.
No obstante, durante la primera semana de septiembre se había sembrado el 15% de la superficie prevista para la primera zafra de maíz correspondiente a la campaña 2024/25. Es relevante mencionar que esta primera zafra, por lo general, representa aproximadamente el 20% de la producción nacional, mientras que la siembra de maíz zafriña, que se cultiva tras la soja, constituye cerca del 75% de la oferta del cereal.
En el caso de Argentina, las primeras estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) apuntan a una superficie de siembra de 17,7 millones de hectáreas, cifra que representa un incremento del 7,9% en comparación con la campaña anterior. En contraste, para el otro cultivo de verano, el maíz, se anticipa una reducción del 25,2% en la superficie de siembra. Según los reportes, las labores de siembra de este cereal están progresando en condiciones subóptimas, puesto que la temperatura del suelo y las reservas de agua no son adecuadas para el cultivo.
Adicionalmente, las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) en relación con las tasas de interés también impactan los precios de la oleaginosa. En septiembre, la FED redujo la tasa de interés en 50 puntos básicos, marcando el primer recorte en más de cuatro años. Este ajuste podría influir en la tasa de cambio del dólar, propiciando una depreciación de la moneda estadounidense, lo que haría que la soja, que se comercializa en dicha moneda, se vuelva más competitiva y reactive la demanda.
Por último, el comportamiento del mercado chino también tiene un efecto significativo en las cotizaciones de la oleaginosa. En las últimas semanas, se ha observado un aumento en las compras de soja estadounidense por parte de China, lo que refuerza las expectativas de un incremento en los precios.