(Español) Paraguay obligado a pagar emisiones de otros

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Paraguay se opuso en un principio a firmar el acuerdo sobre cambio climático manteniendo una postura sólida, debido a que ya está empleando un Plan Nacional de Desarrollo, pero, finalmente, terminó suscribiéndolo junto a otros 120 países que participaron de la 26º edición de la Convención de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, desarrollada en Glasgow, Escocia.

Paraguay participó de este encuentro global con una comitiva de 25 personas, de la que formó parte la Lic. Sonia Tomassone, asesora de comercio exterior de Capeco, quien junto a otros profesionales contribuyó con su conocimiento para que nuestro país realizara una buena presentación.

Es indispensable conocer que Paraguay tiene un Plan Nacional de Desarrollo de nivel constitucional que fue aprobado en el año 2014 y se extenderá hasta el 2030, y así como el Plan Nacional de Cambio Climático, la Política Nacional de Cambio Climático, la propia Ley Nacional de Cambio Climático y los recientes documentos de las Contribuciones Nacionales Determinadas, menciona que la prioridad para la República de Paraguay es la adaptación a los fenómenos adversos del cambio climático, ya que el país está conceptuado en la categoría de “condiciones excepcionales” por ser mediterráneo y “categorizado” en este nivel por la propia Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, según manifestó el biólogo Jorge Martínez, especialista y asesor en temas de cambio climático, exdirector nacional de Cambio Climático de Paraguay y miembro del grupo consultivo de expertos de comunicaciones nacionales de la Convención.

“Nuestras NDC de Paraguay ya han definido dónde se deberían reducir el 20% de las emisiones del país hasta el 2030 y por tanto, suscribirse en algún nuevo pacto o declaración que no esté ajustado al propio NDC, pues podría suponer un sobreesfuerzo adicional, ya que hasta el momento no se explica de dónde saldría el financiamiento ni cómo se implementará en la práctica para hacer frente al cumplimiento de estas posturas no vinculantes, pero que son declaratorias como nivel de ambición”, indicó.

Manifestó que la mayor cantidad de emisiones de metano de Paraguay tienen un origen biogénico, es decir del eructo y flatulencias de las vacas, así como una mínima porción de la producción del arroz.

Explicó que como esta declaración está más alineada a países que generan gases de metano dentro de su proceso de generación de combustibles fósiles, Paraguay no debería plegarse a un esquema relacionado a combustibles fósiles, sino más bien buscar puntos en común con otros países que tengan por objetivo ser más eficientes en sus sistemas productivos para así tener una menor huella de carbono o metano por kilo de producto generado.

Mencionó que el 30% de las emisiones de metano de Paraguay es el equivalente a 0,008% de las emisiones globales y a los efectos de ejemplificar, acotó que sería el equivalente a las emisiones de aproximadamente 1.000.000 de autos en un año y a modo de comparar globalmente, en los Estados Unidos solo en octubre pasado se dieron 1.085.000 matrículas nuevas, precisó.

De sumarnos a este pacto y asumiendo que sobre la línea base actual debe ser reducido el 30% del metano del Paraguay hasta el 2030, pues entonces esto quiere decir que para el 2030 habría que reducir un 27% de las emisiones de la ganadería y un 3% de las emisiones actuales de arroz”, añadió.

Resaltó que para encajar en las normativas exigidas, de los 14.000.000 de cabezas de ganado que se disponen en Paraguay, se debería bajar a 10.220.000 cabezas para el 2030. Asimismo, se debería reducir aproximadamente entre 2 a 3% la superficie del cultivo de arroz (secano y de riego), lo que implicará que desde hoy Paraguay no podrá crecer en nuevas superficies de cultivos de arroz propiamente.