Menor tensión global y señales de amplia oferta presionan los precios agrícolas

El conflicto en Medio Oriente impulsó un repunte en los precios del petróleo durante la tercera semana de junio, ante las versiones sobre una posible intervención militar por parte de Estados Unidos. El 20 de junio, el WTI y el Brent cerraban en 75 y 77 dólares por barril, respectivamente, en medio de la incertidumbre. La confirmación del ataque estadounidense a instalaciones nucleares en Irán, ocurrido durante la madrugada del 22 de junio, provocó una breve escalada adicional. Sin embargo, tres días después, el anuncio de una tregua y señales de distensión política revirtieron la tendencia. Al cierre del día 25 de junio, el WTI y el Brent habían retrocedido hasta 65 y 68 dólares por barril, respectivamente.

A este giro en el frente del Medio Oriente se sumó un avance diplomático entre Estados Unidos y China. De acuerdo con Bloomberg, el 27 de junio, Pekín confirmó un nuevo acuerdo comercial que busca estabilizar la relación bilateral tras meses de tensión arancelaria. El pacto, alcanzado tras negociaciones en Londres y Ginebra, incluye una revisión de las exportaciones chinas de tierras raras y el compromiso de Washington de levantar ciertas restricciones una vez que se concrete el suministro. Además, China anunció nuevos controles sobre químicos utilizados en la producción de fentanilo, en un gesto hacia EE.UU. que refuerza el clima de distensión.

Este escenario de menor tensión geopolítica tuvo un impacto inmediato en las materias primas, incluyendo las agrícolas. La soja, vinculada al mercado energético por su uso en la producción de biodiésel, cayó de 392 a 377 dólares por tonelada en el mercado internacional entre el 20 y el 25 de junio. El maíz también registró un descenso en el mismo periodo, al pasar de 168 a 160 dólares por tonelada, aunque con una caída de menor magnitud. Los ajustes en los precios de soja y maíz acompañaron la baja del petróleo y respondieron también a una oferta global en expansión, que opera como un fundamento productivo clave detrás de la presión bajista en los mercados agrícolas.

En primer lugar, en Estados Unidos, según el Departamento de Agricultura (USDA), la campaña de soja avanza con rapidez, la siembra cubre el 96% del área prevista y el 66% del cultivo fue calificado como bueno o excelente. En el caso del maíz, el 70% se encuentra en buen estado, superando el nivel registrado en igual periodo del año anterior. En Brasil, según datos de la Asociación Nacional de Exportadores de Cereales (ANEC), entre enero y mayo de 2025 se embarcaron 54 millones de toneladas de soja y 5 millones de toneladas de maíz, superando el volumen del mismo período del año anterior. Este desempeño se enmarca en una cosecha récord de soja para la campaña 2024/25, estimada en 169 millones de toneladas. Cabe resaltar que, en paralelo, la cosecha de maíz de segunda zafra avanza en las principales regiones productoras de Brasil, con un progreso del 10,3% a nivel nacional.

En el plano local, según el Banco Central del Paraguay (BCP), el componente de agricultura del Producto Interno Bruto (PIB) registró una caída interanual de 3,4% en el primer trimestre de 2025. Este resultado se explicó principalmente por una menor producción de soja, mientras que los mayores niveles estimados de maíz, arroz, algodón, girasol, poroto y sésamo contribuyeron a atenuar la caída agregada del sector.

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